El fin de semana pasado, Santos de Brasil anunció el regreso de Robinho al plantel profesional de jugadores. Ambas partes acordaron un contrato hasta finales de año, con posibilidad de extensión, donde el jugador iba a cobrar el salario mínimo brasilero (1’038.767 pesos colombianos).
Sin embargo, una semana después, las dos partes se vieron obligados a rescindir ese vínculo laboral. La dirigencia del club se vio presionada por los patrocinadores, quienes amenazaron con retirar los aportes económicos si Robinho permanecía dentro de la institución.
Robinho duró una semana en Santos
— Múnera Eastman Radio (@RadioMunera) October 19, 2020
«Con mucha tristeza vengo a decirles que tomé la decisión de suspender el contrato. Mi objetivo fue ayudar al Santos. Si de alguna manera lo estoy perturbando es mejor que salga y me enfoque en mis cosas personales. Voy a probar mi inocencia» https://t.co/boyJBIWl4i
Las marcas que patrocinan al club no estuvieron de acuerdo con la contratación de Robinho, pues el jugador fue condenado en primera instancia por la justicia italiana a pagar nueve años de cárcel por el delito de violencia sexual contra una mujer.
«Santos y el atleta robinho informan que, en común acuerdo, resolvieron suspender la duración del contrato firmado en el último día, 10 de octubre, para que el jugador pueda concentrase exclusivamente en su defensa en el proceso que corre en Italia», afirmó el club en comunicado oficial.
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