Pacho Maturana: su contrato con Real Madrid y el por qué no triunfó en Europa

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Radio Múnera Digital

Franciso ‘Pacho’ Maturana es, quizás, el personaje colombiano más reconocido en el fútbol mundial. Lo hecho con la Selección Colombia en la década de los 90 hizo que su huella quedara para siempre en la historia del deporte.

Sin embargo, no toda la historia del estratega chocoano fue positiva. Su paso por el fútbol europeo, en el Real Valladolid, dejó más cuestionamientos que certezas sobre su estilo de juego.

«Ir al Valladolid fue un honor. Un negrito colombiano dirigiendo en Europa. Y fueron a ver mi trabajo personajes como Juan Manuel Lillo; Real Madrid mandó a ‘Rafa’ Benítez, que entrenaba las inferiores; Silvio Berlusconi mandó a Fabio Capello, después hice amistad con él y Arrigo Sacchi.

¿Qué me faltó? Yo apelo a lo que una vez me dijo Jorge Valdano. Me dijo que me faltó desarraigarme de Colombia y seguramente me hubiera quedado allá. Nunca estuve posicionado donde estaba. Me faltó entender mejor las situaciones, porque en Europa seguí siendo un montañerito», aseguró Maturna en el diario El País de Cali.

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Pese a que su paso por el Valladolid no estaba dando resultados, su forma de jugar causó la admiración de los demás clubes del fútbol español, y nada más y nada menos que el Real Madrid se interesó por contratarlo, inclusive llegó a tener un contrato firmado con el entrenador colombiano.

«Firmé contrato. El aval lo dio Vicente del Bosque, luego de ver jugar al Valladolid. Los directivos me invitaron a una cena y me preguntaron que si sabía lo que acababa de ocurrir. Les dije que sí, que había firmado un contrato, y me dijeron que no, que era mucho más, que había tocado el techo del fútbol y que había que brindar con champaña Dom Pérignon, un nombre que en mi vida yo nunca había escuchado. Les respondí que aún no había tocado el techo, que eso sucedería el día que me sentara en el banco del Real Madrid, y que cuando eso pasara, yo invitaba al tal Dom Pérignon ese.

Después pasó lo que pasó, Madrid se fue en caída, me dijeron que mientras yo llegaba autorizara un técnico, le dije al presidente Ramón Mendoza que el equipo no era mío, y ellos llevaron a Radomir Antic, que ganó seis partidos y empató uno. Me dijeron que había armonía, pero que conmigo había un contrato, que llegara como manager y que cuando Antic comenzara a fruncir, entraba yo. Le dije que no, que yo no era un gallinazo para estar pendiente de la carroña. Quedaron el respeto y el aprecio».

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